Rescatar Caracas

La firme posibilidad de que en las venideras elecciones municipales Caracas sea rescatada para sus ciudadanos, evidenciada en los resultados del referéndum del pasado 2 de diciembre, es en sí misma un reto de particular trascendencia que debe ser asumido de manera reflexiva y responsable.

Lo primero a subrayar es que esas elecciones no deben plantearse como un enfrentamiento entre gobierno y oposición porque de lo que se trata es de un esfuerzo por recuperar la muy devaluada calidad de vida de la ciudad y, con ella, la dignidad de sus habitantes; no, como pretende Chávez, de conquistar unos bastiones para competir en unas elecciones presidenciales que, además, están aún lejanas en el tiempo. Desde esa perspectiva constatar que los alcaldes que han tenido peor desempeño fueran partidarios del gobierno es poco trascendente, como lo demuestra el hecho de que en otras ciudades del país (pocas, lamentablemente) alcaldes afines a él han cumplido una meritoria labor reconocida por todos. De allí que lo primero que se deba exigir a quienes aspiren a esos cargos no es un carnet partidista ni pruebas de afinidad o antipatía hacia caudillo alguno, sino credenciales que demuestren que cuentan con los conocimientos y la preparación para gerenciar una ciudad de la complejidad de Caracas, así como con autonomía y personalidad suficientes para garantizar que su gestión no termine subordinada a otros intereses.

Un segundo aspecto tiene que ver con la especificidad de Caracas, que, además de ser la capital de la república y sede del poder ejecutivo, es una realidad urbana única pero política y administrativamente separada en cinco gobiernos municipales autónomos y uno metropolitano, que debería ser como el marco que encuadra y coordina a los anteriores. Esto hace que carezca de sentido la presentación de candidaturas dispersas para esos ámbitos, independientes unas de otras: para garantizar el éxito de la gestión es imprescindible que los seis aspirantes a esos cargos formulen un proyecto común de ciudad que, sin desconocer las peculiaridades municipales, se estructure alrededor de un pacto de gobernabilidad articulado por un número determinado de proyectos estratégicos metropolitanos, cuya ejecución sea garantizada por el compromiso de actuar coordinadamente en un marco de respeto de las competencias respectivas; un paisaje como el que hemos conocido hasta ahora, de una alcaldía metropolitana enfrentada a las municipales y estas actuando autónomamente, incomunicadas entre sí, no puede sino conspirar contra la aspiración a contar con una ciudad que satisfaga plenamente las necesidades de sus habitantes.

P. S.: Corren rumores de que algunos de los muy jóvenes dirigentes del movimiento estudiantil que tanto contribuyó al éxito del 2D coquetean con la posibilidad de proponerse como candidatos a alcaldías importantes y complejas de gestionar. Se les recomienda no perder la cabeza: ¿por qué no comienzan por el comienzo y se postulan a concejales? Hay que dar tiempo al tiempo.

Marcos Negrón
Tal Cual
12/02/2008